El grupo Estrellas Amarillas y familiares de las víctimas, pintaron un mural en la Plazoleta «Pájaros al Sol» donde es el monumento a las siete docentes fallecidas y el chofer de la combi en la que viajaban.
Parece hoy aquel lunes 27 de mayo de 2013, cerca de las 7 de la mañana, ese amanecer oculto ante la neblina cuando la región conocía de una de las mayores tragedias viales en el departamento 9 de Julio.
José Maria Belén, conductor de la trafic ya tenia a sus pasajeros de cada día. Miguel Carneiro, profesor de educación física, quien fuera el único sobreviviente, iba adelante con él. Tal vez hablando de algun partido o de la nula visibilidad que había.
Detrás estaban Luciana Vallejos (32), Valeria Valentini (37), Daniela Figueroa (32), Jésica Odiante (25), docentes en el establecimiento 748 de Villa Minetti; Andrea Soae (43), escuela 1239, Nilda Ruiz (40) y Gladis Saavedra (37). Maestras de alma que iniciaban su semana. A su lado sus bolsos, sus maletines, con las actividades para el día. Después del fin de semana se reencontrarian con sus «niños», sus alumnos. En casa quedaron otros. Algunas se despidieron con un beso sin hacer mucho ruido para que no despertaran. Otros, con hijos más grandes chequeaban desde la distancia como estaban los suyos con un mensaje, una llamada. Todos se despidieron con un hasta luego a sus seres queridos.
Los ocho iban a trabajar. Viajaban para cumplir con sus labores aunque eso significara dejar todo atrás, y pese al clima viajar para educar.
La ruta nacional 95 parecía silenciada por la misma niebla. Nadie vio venir lo que pasaría.
Un camión paso al lado de la combi y pegado a este una camioneta que intentaba apurar el paso. De frente todos se encontraron con la muerte.
Ocho años pasaron y las familias viven en su duelo. Con las historias que quedaron suspendidas en el tiempo.
Hijos algunos pequeños, algunos más grandes que siguieron sin el abrazo, sin la caricia, sin el consejo de esa madre que murió en busca de cumplir con su deber, de ese chofer que tanto llevaba en sus espaldas.
El tiempo no sana sino que las personas se reconstruyen buscando a diario retener esa sonrisas, queriendo encontrar en el eco las.voces acalladas.
Para sobrellevar ese dolor se creo el Grupo Estrellas Amarilla que trabaja para que las víctimas no sean olvidadas, para que lo que pasó no se repita.
Cada año son variadas las propuestas para recordarlas. Esta vez fue con un mural en el monumento «Pájaros al Sol».
Ninguno será olvidado. Por siempre estarán presentes