Es el tipo de demencia más común y afecta a alrededor de 500 mil personas en el país. Cómo se desarrolla la enfermedad que borra la historia, los vínculos y la independencia de las personas. Principales estrategias para enfrentarla
Todos los años, el 21 de septiembre se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra la Enfermedad de Alzheimer (EA), la principal causa de demencia a nivel mundial que acapara entre un 60% y 70% de los casos. La demencia es un síndrome que implica el deterioro de la memoria, el intelecto, el comportamiento y la capacidad para realizar actividades de la vida diaria. Aunque afecta principalmente a las personas mayores, la demencia no constituye una consecuencia normal del envejecimiento.
«Es un poco paradójico celebrar el día del Alzheimer un 21 de septiembre. Esta fecha fue elegida en el Hemisferio Norte porque marca el inicio del otoño pero aquí, en cambio, estamos ante el reverdecer de las flores y la primavera», destacó el doctor Raúl Arizaga, médico neurólogo que fue Presidente del Research Group on Dementia de la Federación Mundial de Neurología. Lo que se quiere significar es el inicio de un declive pero, según reflexionó el especialista, «tal vez haya que pensar que puede haber otoños muy lindos», agregó.
En Argentina y el mundo
En el mundo hay unos 47,5 millones de personas que padecen demencia, y cada año se registran 7,7 millones de nuevos casos. De acuerdo con estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, entre el 6,5% y 8,5% de las personas mayores de 60 años en las Américas tienen algún tipo de demencia y se prevé que estas cifras lleguen a casi el doble en 20 años en la región, de 7,8 millones en 2010 a 14,8 millones en 2030. En América Latina y el Caribe se dará el aumento más acelerado, ya que pasará de 3,4 millones de personas en 2010 a 7,6 millones en 2030, cifra que supera la proyección de 7,1 millones de personas con este trastorno en los Estados Unidos y Canadá.
En Argentina, se estima que hay unos 500 mil pacientes que sufren de deterioro cognitivo y demencia. Sin embargo, «en general hablamos de que hay 2 millones de afectados que están representados por los pacientes y su familia», indicó Arizaga.
Esta enfermedad también tiene un impacto físico, psicológico, social y económico en los cuidadores, las familias y la sociedad. «En un primer momento la angustia es del paciente porque no recuerda determinadas cosas y tiene conciencia del problema que después irá perdiendo, pero el deterioro cognitivo, en las fases avanzadas, pasa a ser un problema más de la familia que es la que va a continuar acompañando hasta el último momento», detalló.
Demencia no es sinónimo de envejecimiento. Si un familiar tiene problemas de memoria es importante no naturalizarlos por tratarse de un adulto mayor. En este sentido es fundamental trabajar en educación sociosanitaria para estimular la consulta temprana de la gente con el especialista.
«También hay que hacer educación médica para que los profesionales tengan claro y puedan ocuparse del tema, hay que instituir tratamientos adecuados, oportunos y hay que apoyar a la familia. La sobrecarga que tiene el cuidador es tan importante que es necesario cuidarlo». En este sentido es necesario contar con lugares tales como hospitales de día, talleres o personal capacitado que pueda descomprimir la agenda de los familiares y les permita ocuparse también de sus actividades personales.
Causas del Mal
La demencia es causada por diversas enfermedades y lesiones que afectan al cerebro de forma primaria o secundaria, como la enfermedad de Alzheimer o los accidentes cerebrovasculares. Se trata de una de las principales causas de discapacidad y dependencia entre las personas mayores en todo el mundo.
Habitualmente, se detecta a la EA a partir de los 60 a 65 años de edad y hay una mayor incidencia en mujeres que en hombres. Al ganar edad, muchas personas se preocupan por la aparición de trastornos cognitivos que puedan afectar a ellas o a sus entornos de pertenencia. Muchas veces, incluso se conoce a alguien que fue diagnosticado con la Enfermedad de Alzheimer, pero ¿qué la origina?
Desde que fuera descripta por primera vez en 1906, por el doctor Alois Alzheimer, hubo distintas hipótesis sobre el origen de este trastorno neurodegenerativo. Las que más primaron fueron el depósito de proteína amiloide, el depósito de proteína TAU y los trastornos colinérgicos. Sin embargo, en las últimas décadas se ha observado un gran número de factores que intervienen en la neurodegeneración. «El Alzheimer es la más frecuente de las enfermedades neurodegenerativas y, en esa neurodegeneración, intervienen muchos factores que pueden ser mitocondriales, trastornos por estrés oxidativo o por factores neurotróficos. Hay muchísimas causas que pueden producirlo», agregó.
¿Se puede prevenir la demencia?
«Si hablamos de la demencia vascular claramente se puede prevenir manejando solamente los factores de riesgo vascular», indicó Arizaga. En el caso del Alzheimer, se han hecho estudios epidemiológicos hace 20 años y se repitieron cortes ahora que mostraron datos significativos sobre el impacto que pueden tener políticas sanitarias que apunten a reducir los factores de riesgo. «Tanto en Inglaterra como en el estudio ‘Eurodem’, que se realizó en otros siete centros en Europa, se ha visto que la prevalencia es menor hoy que hace dos décadas y esto se debe a que se han corregido factores de riesgo, se han modificado enfermedades no transmisibles, se han mejorado los medios complementarios de diagnóstico y a que hay una mayor conciencia en la población».
A partir de esta información es notable ver que esta epidemia, que hoy preocupa al mundo entero, puede ser manejada y que, según detalló Arizaga «puede haber un descenso si nos ocupamos de la prevención primaria, secundaria y terciaria».
¿Cuáles son los conceptos más importantes?
En materia de prevención, lo principal es comprender que el cerebro y el corazón comparten puntos en común en materia de cuidados. «Nosotros vemos que el manejo de factores de riesgo como la hipertensión, el colesterol y la diabetes son esenciales para el corazón pero imaginemos cuán importante es para el cerebro que tiene 10 veces más vascularización que el corazón», destacó el doctor Arizaga.
«Por un lado podemos controlar médicamente estos factores de riesgo pero, por el otro, es fundamental para el cerebro hacer actividad física. Generalmente, cuando alguien me pregunta cómo conservar la memoria le recomiendo que camine, que todos los días camine», agregó.
Otro aspecto clave a tener en cuenta es el sueño. Durante esta etapa de descanso, en una región del cerebro llamada hipocampo se produce un proceso en el que se elige qué recuerdos se van a fijar y cuáles se descartarán. «Para la consolidación de la memoria es fundamental el sueño. Ahí juegan factores neurotróficos que hacen que la memoria quede fija y que después se pueda recuperar», detalló el experto.
FUENTE: Infobae