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Policiales

AÑATUYA-CLIENTES SELECTOS


AÑATUYA-CLIENTES SELECTOS

Descubren banda que obligaba a colegialas a ejercer la prostitución

 

Algunas de las víctimas habrían sido iniciadas al momento del ingreso a la secundaria. La Justicia detectó “numerosas” menores a las que se les secuestraron celulares con números de clientes, la mayoría adultos, según informó la Policía. Se identificó a los cabecillas.

Bellas, audaces, pobres, con escasa contención familiar y no mayores de 18 años. Allí descansan las virtudes predominantes de un grupo de adolescentes y colegialas que habrían caído en las garras de una banda amante del sexo pago.
La investigación es impulsada por la jueza María Teresa Gerez, quien estaría trabajando con efectivos de las comisarías del Menor y las Mujer Nº 4 y sus pares de la Nº 41.
Pese al riguroso hermetismo impuesto por la magistrada al proceso, se sabe que meses atrás habría sido presentada una denuncia con carácter anónimo, a la cual se le habría unido la declaración de un testigo con identidad reservada que proveyó nombres, tarifas, lugares y clientes. Lo básico para abrir un expediente por prostitución.
Así, al poco tiempo la magistrada habría facultado a la policía a montar vigilancias e indagar en la diversidad de jovencitas añatuyenses, lo cual delató una corriente de chicas manejándose a contrapelo de sus amigas.
Una de ellas habría revelado a los investigadores -a cambio de evitar ser denunciada ante la familia- que conoció a un joven, de quien nació una relación afectiva y por quien al poco tiempo terminó acostándose con otros tipos, sólo por amor al novio.
En semanas, la chica habría sido forzada a prolongar el sexo, abuso que al parecer era terciado con algo de dinero, subrayó un investigador.
Una historia similar sería protagonizada por otras jovencitas, a quienes también jóvenes atractivos habrían conocido en escuelas de la zona y sin excesivo esfuerzo lograron incorporar a la selecta estructura de chicas prostitutas, pese a que irónicamente en Añatuya no funciona ningún prostíbulo como tal.
Las menores habrían manifestado que en la ciudad opera un local, epicentro donde funcionaría el negocio y con habitaciones para el intercambio ‘comercial’, aún imperceptible para las miradas “antipáticas” de la Justicia y disimulada con una fachada.
Un policía confió que habría muchos adultos salpicados, cuyos números de celulares figuran en los aparatos de las menores involucradas en el proceso.
Anoche, la policía esperaba órdenes de la magistrada, resuelta a dar luz verde a varios allanamientos y quitarle el velo protector al local que funcionaría en plena ciudad, sin que la gente tenga una real dimensión sobre la naturaleza de sus ingresos.

Fuente: El Liberal

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

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