“Es una imagen que nunca me la voy a poder borrar”, dijo el papá Miguel Verón. Los médicos nada pudieron hacer para salvarles la vida, dado su condición.
Una comunidad que no sale de su asombro y una familia marcada por el dolor componían el escenario en la humilde vivienda de la localidad de Real Sayana, donde eran velados los siameses que murieron el jueves en el hospital de la ciudad de Añatuya, a poco de haber nacido.
Al principio se dijo que había nacido un niño “con dos cabezas”, pero con el correr de las horas se supo que en realidad habían nacido bebés siameses, con extremidades y órganos dobles, aunque debido a la gravedad del caso no se brindaron mayores detalles.
Luego de superados los primeros momentos de la conmocionante novedad, se supo que tras el nacimiento los médicos intentaron mantener con vida a los siameses, pero los esfuerzos fueron en vano. Extraoficialmente se supo que estuvieron con vida alrededor de 40 minutos.
Poco después de las seis de la tarde, el pequeño féretro fue llevado por un nutrido grupo de familiares y amigos hasta el cementerio de la pequeña localidad del departamento Taboada.
El padre de los pequeños, Miguel Verón, un joven que no puede trabajar por un problema en uno de sus ojos, no podía con su dolor y con una de sus pequeñas hijas en brazos que lo vivido lo marcó para siempre. “Yo vi el cuerpito cuando lo pusimos en el cajoncito y es una imagen que nunca me la voy a poder borrar”, dijo entre llantos.
“Ella estaba bien, esta mañana (por ayer) me llamaron diciendo que ya entraba al quirófano y después me informaron que había nacido muertito el bebé. Los médicos me han dicho que había vivido 40 minutos nada más. Era un varón. En los controles nos decían que había dos latidos. Estamos muy dolidos por todo lo que ha pasado”, relató.
Dijo que no tuvo problemas para que le entregaran el cuerpo, por lo que poco después del mediodía lo trasladó hasta Real Sayana para el velatorio y la sepultura.
Los siameses eran hijos de Nilda Azucena Maldonado, de 21 años de edad, y mamá de dos nenas, una de ocho y otra de tres años, quien vive en una pequeña vivienda de la localidad de Real Sayana desde no hace mucho tiempo, ya que antes vivía en una zona rural del interior del departamento Taboada.
Según relataron sus allegados, Nilda se había realizado los estudios de rigor durante su embarazo, y desde los cuatro meses sabía que tendría mellizos. En el último estudio que le realizaron en Añatuya no habían sabido precisarle el sexo, aunque le confirmaron que se sentían dos latidos.
“Ella estaba muy entusiasmada y quería ser una de las primeras en ser operada, ya que había tres cesáreas programadas”, comentó doña Viviana Maldonado, mamá de Nilda.
“Yo no me animé a verla a la criatura. Yo sólo lo he visto por la placa y las fotos que les sacaron ellos con el celular. Ha sido un golpe muy duro para toda la familia. A ella no se le nota, porque está anestesiada todavía. Esperaremos estos días para ver cómo lo toma, pero es algo muy doloroso y sorpresivo”, concluyó.
Expertos locales explicaron lo sucedido e indicaron que la ciencia aún no ha podido asegurar la supervivencia de estos nacimientos que se dan uno en miles de casos alrededor del mundo.
FUENTE Y FOTO: El Liberal