El delincuente ingresó a un domicilio, ganándose la confianza de su propietaria y le robó más de 30.000 pesos.
El hecho sucedió este miércoles a las 9:30 hs, aproximadamente en una vivienda ubicada en calle Juan de Garay, entre Avenida San Martín y 12 de Octubre, propiedad de la familia Parola Oreglia.
Según el testimonio de Verónica Parola, hija de la víctima-Ana Oreglia de Parola-, dejó a su mamá unos minutos en la vivienda y luego salió para hacer trámites. No mucho tiempo después, recibe un llamado de su madre afligida por lo ocurrido.
“Eran como las diez menos cuarto cuando mi mamá me llama por teléfono y me dice que le robaron por lo que regresé inmediatamente. Al llegar la encontré asustada y me contó detalladamente todo lo que paso”.
La anciana reveló que cerca de las 9.30 hs. le golpearon la puerta; al atender se encuentró con un hombre de unos 50 años, quien dijo ser inspector de la Empresa Provincial de la Energía.
“Ella me dijo que él se mostró muy amable y que le insistió para entrar a la casa y revisar las instalaciones, por supuestos problemas eléctricos. Ya dentro de la casa, se ganó la confianza de mi mamá y le pidió que le muestre billetes para verificar la numeración con el dinero que él tenía”, precisó.
La anciana, lejos de sospechar, fue hasta su dormitorio y trajo dinero que tenía para pagar impuestos.
“Entre la revisión de enchufes y charlas, la convenció a mi mamá de ir a otros de los ambientes de la casa, y para que deje el dinero arriba de un mueble porque era “contraproducente tenerlo en el bolsillo” mientras ella le ayudaba en la inspección”. La mujer dejó la plata sobre la mesa del televisor y se fue hasta la cocina desde donde escuchó una puerta que se cerraba. El sujeto había huido llevándose el dinero.
Más tarde, descubrieron que en la cómoda dispuesta en la habitación de la anciana se encontraba todo revuelto, faltando más de 20.000 pesos que estaban guardados en uno de los cajones para pagar trámites.
En su relato en FM SOON, Verónica consideró que el sujeto no habría operado solo, y que previo esto hubo un trabajo de inteligencia. Pese a eso manifestó: “Gracias a Dios no le pegó ni le hizo nada porque pudo ser peor”.
La “pinta” del ladrón
La anciana pudo describir ante los efectivos policiales, la apariencia del malviviente. En este sentido, indico que era un sujeto delgado, morocho, de mediana estatura; estaba peinado a la gomina, vestía vestía camisa blanca, pantalón y que además llevaba una carpeta y un tester para supuestamente hacer la medición eléctrica.
La denuncia fue radicada en la Comisaria 1ª de nuestra ciudad.
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