Los focos ígneos se iniciaron en noviembre pasado. Se extendieron al noreste de Río Negro y al sur de Buenos Aires. Las rutas nacionales 22 y 154 están habilitadas.
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Más de 800.000 hectáreas, con pastizales para la ganadería bovina y ovina, además de cultivos, se quemaron en diciembre pasado en el norte de Río Negro y en el extremo sur de la provincia de Buenos Aires y La Pampa.
La falta de lluvias y las altas temperaturas provocaron esas pérdidas que tienen en alerta a la región porque los bomberos afrontan serias dificultades para frenar el fuego.
Según el laboratorio de Teledetección del INTA Valle Inferior, el mes pasado se incendiaron 543.000 hectáreas, con unas 13.000 hectáreas en Adolfo Alsina, 179.000 hectáreas en el departamento de Conesa, 273.000 hectáreas en Pichi Mahuida y 77.000 en Patagones. Solo entre el 30 y el 31 de diciembre se perdieron 215.000 hectáreas.
Además de las hectáreas quemadas, se estima un alto porcentaje de mortandad de animales. «Todavía no se pueden estimar las pérdidas de animales, pero hay mortandad», cuentan en el INTA.
En la región, según un monitoreo de los técnicos del INTA la probabilidad de ocurrencia de incendios rurales durante el verano depende de varios factores, entre ellos las condiciones ambientales imperantes. Además, la acumulación de material herbáceo en el pastizal natural (gramíneas y dicotiledóneas) capaz de iniciar un foco de incendio está relacionada con el tipo de monte, el clima y el manejo del pastoreo.
«Las zonas con mayor riesgo asociado al material combustible disponible, que se observaron en este monitoreo fueron el este y la margen norte en los departamentos de Adolfo Alsina y General Conesa, toda la zona comprendida al este de la ruta nacional 251 en el departamento de Adolfo Alsina. Continuando sobre las margenes del río Colorado se observó un alto riesgo en el departamento de Caleu Caleu en la Pampa y los partidos de Villarino y Patagones en la provincia de Buenos Aires. En este último caso, el riesgo es alto en toda la zona cercana al límite con Río Negro en el meridiano V», señala el reporte de monitoreo del INTA.
«Existen focos activos y en avance, a lo cual se le suma que las condiciones ambientales han generado la reactivación de algunos focos que se creían controlados. En este sentido, se estima que persisten unos 11 focos activos», agrega el informe.
Con respecto a las pérdidas, se estima que la pérdida de forraje supera las 400.000 toneladas. «Si se considera sólo el costo de oportunidad del forraje cosechable, esto representa una pérdida superior a los $ 240 millones», estiman los técnicos.
En Río Negro, el gobierno abrió un registro de campos disponibles para quienes necesiten trasladar sus animales. Además, se abrió otro registro para ofrecer alimento para la hacienda.
En tanto, en La Pampa se registraron más de 30 focos en los últimos días en diversos lugares, como Cuchillo-Có, La Adela, entre otros. Según dijo al diario La Arena el director de Defensa Civil, Luis Clara, en la provincia ya se quemaron más de 300.000 hectáreas.
FUENTE: La Nación