¿Qué tan bien vivimos los santafesinos? ¿En qué ciudades de la provincia hay mejor calidad de vida? El investigador de UNL-Conicet Néstor Javier Gómez realizó una investigación sobre los municipios de la provincia de Santa Fe. La ciudad de Tostado figura en el último puesto.
El trabajo de Gómez se publicó como «Calidad de vida urbana en la provincia de Santa Fe ( Argentina ) : los procesos demográficos , sociales y territoriales entre 1991 y 2010».
La calidad de vida es un índice alternativo al de pobreza. Mientras que este último es una medida mínima, a la cual tienen que llegar las personas o los hogares, la calidad de vida es una medida de máxima: tiene que ver con las expectativas de las personas. Por eso varía según las épocas y la sociedad.
En este estudio, para medir el índice de calidad de vida (ICV) se tomaron los siguientes indicadores:
• Niveles educativos.
• Acceso a obra social.
• Hacinamiento en el hogar (más de 2 personas por cuarto).
• Condiciones de la vivienda (si tiene inodoro con desagüe).
• Tasa de mortalidad infantil.
• Infraestructura: acceso a cloacas, gas natural y red de agua.
• Calles pavimentadas.
• Cantidad de casas de fin de semana (casaquintas).
A partir de estos indicadores se elaboró un índice por ciudad, para poder comparar unas con otras. De esta forma, se puede elaborar un ranking, a partir de diferenciar los municipios cuya situación es más favorable, favorable, desfavorable o más desfavorable.
El trabajo analiza 51 municipios, no contempla los cuatro que fueron creados recientemente. El índice es un promedio de cada municipio (en cada ciudad hay contrastes, hay barrios que están mejor que otros). Además, el análisis es comparativo, no quiere decir necesariamente que en los municipios con números más bajos se viva mal, sino que significa que están en peores condiciones que el resto.
Diferencias
En el ranking están claras las diferencias históricas entre el norte, centro y sur de la provincia.
“En el análisis uno ve, de alguna forma, una primera diferenciación ‘geográfica’ entre los departamentos norteños (desde Garay, San Justo y San Cristóbal hacia el norte) donde predomina una calidad de vida más desfavorable. Hacia el sur de estos departamentos, vemos que en general las situaciones tienden a ser más favorables”, afirma Gómez.
También el mapa pone de manifiesto que las ciudades del oeste tienen un promedio de calidad de vida más elevado que las del este. “Los números han indicado que los municipios con mayor índice de calidad de vida promedio son básicamente del centro o del sur de la provincia, y en su mayoría –excepto Rosario, Funes y San Lorenzo– ubicadas hacia el oeste”, sostuvo el investigador.
Es decir: las zonas con situación más favorable son las del centro-sur hacia el oeste. “Sunchales, Esperanza, Casilda, Armstrong o Cañada de Gómez son ciudades que no están en un cordón industrial pero tienen un perfil favorable, ya que la población tiene más acceso a servicios y tiene niveles educativos con buen desempeño y la habitabilidad es aceptable. Tienen en común que todas tienen un perfil agroindustrial. En parte, el corazón agrícola de la provincia es un sector se puede decir “privilegiado” dentro de la provincia, y quizás dentro del país”.
Estas localidades mejor posicionadas tenían un perfil tradicionalmente agrícola, que derivó en un perfil industrial que diversificó su estructura económica. Además, no han alcanzado una escala urbana que le implique problemáticas típicas de las grandes ciudades: basura, empobrecimiento o inseguridad.
“Esto, sin embargo, no debería conducirnos a una esquematización, ya que al interior de tales áreas se reproducen desigualdades, básicamente la detectada entre los municipios situados en cercanías del frente fluvial paranaense y los del interior”, aclara Gómez.
En contraposición, los de menor índice son todos los municipios norteños (salvo Pérez y Recreo): San Cristóbal, Frontera, Las Toscas, Villa Ocampo, Vera, Calchaquí, San Javier. La característica común de estos lugares es la falta de infraestructura: prácticamente no hay redes de distribución de agua, cloaca y gas. Además, agrega el especialista: “consecutivamente hay deudas en los aspectos socioeconómicos como las altas tasas de mortalidad infantil, los niveles educativos no tienen la performance como centro y sur, debido a su lejanía de los centros universitarios, o también son departamentos más ruralizados, entonces la ausencia de escuelas puede ser un elemento que juega en contra”.
Heterogeneidades
Un hecho a destacar es que alrededor de las dos principales ciudades de la provincia se fueron formando espacios urbanos con bajo nivel de vida. Pueden ser consideradas como un ejido urbano precario, con un subdesarrollo dependiente de otra ciudad más grande. En el caso de Santa Fe, esto sucede con Recreo. Y en el caso de Rosario, con Pérez y Roldán. La dinámica demográfica y la evolución socioeconómica van generando heterogeneidades al interior de las áreas metropolitanas.
Un caso contrario a esta regla es la localidad de Funes, que es un área muy nueva que se fue habitando en los últimos años, alimentada por el sector inmobiliario a partir de la demanda de sectores medios y altos de Rosario, que buscan el country en área suburbana. Debido a que los indicadores de los hogares son muy elevados y la zona posee una infraestructura de servicios aceptable, el índice de calidad de vida es muy favorable.
La casaquinta
En los últimos 15 años aumentó un 20% la cantidad de casas de fines de semana en la provincia. Según Gómez, este indicador presenta cierta ambivalencia. “Yo creo que esta situación evidencia cierta valoración de las condiciones ambientales, un acercamiento a ciertas condiciones más naturales o buscar contacto con ciertas condiciones para el ocio y esparcimiento. Pero, claro, quizá al mismo tiempo está mostrando cómo las condiciones ambientales de otros sectores de la ciudad tienen problemas. O sea, este crecimiento refleja esas dos caras opuestas que suelen tener las ciudades”.
En estos casos, los problemas aparecen cuando se ubican hogares con buena habitabilidad pero con notorios déficits en servicios e infraestructura. Esto sucede porque a veces “los desarrolladores inmobiliarios privilegian la provisión de solares en un medio ‘natural’ (suburbano) pero prestan escasa atención a tejer estrategias con los municipios locales y las empresas prestatarias de servicios públicos a fin de garantizar la accesibilidad a un entorno urbanizado y con una calidad de vida más integral”.
Políticas públicas
Gómez aclara que su trabajo tuvo fines descriptivos más que explicativos. Sin embargo, al ser consultado por Pausa por los mecanismos para paliar estas diferencias entre localidades, el investigador opinó: “Me parece que tendría que haber una política más orientada desde la provincia, o profundizar las políticas que ya se estén llevando a cabo para derivar quizás más recursos a la zona norte para que tengan más avances en materia infraestructura, de saldar un poco estas deudas que evidentemente están. Yo lo veo más como una política necesaria desde lo provincial en materia de recursos que los municipios necesitan. Después, lógico, desde lo local hay que hacer una administración más inteligente de los recursos”. De lo que se trata, por tanto, es que el accionar de la gestión estatal no contribuya a incrementar las desigualdades preexistentes. Para ello, es fundamental la construcción de obras de infraestructura.
Fuentes del autor:
Los datos fueron obtenidos del Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas de 2010 y del Ministerio de Salud.
El trabajo de Gómez fue publicado con el título Urban Quality of Life in Santa Fe province (Argentina): demographic, social and territorial processes between 1991 and 2010, en el libro Indicators of Quality of Life in Latin America, editado en Estados Unidos.
FUENTE: Las Rosas