Pasaron dos años de la mayor tragedia vial en el departamento Nueve de Julio donde 10 personas fallecieron. Siete de ellas eran docentes que viajaban a sus lugares de trabajo en combi, cuyo chofer también murió en el lugar.  

 Ocurrió  alrededor de las 7 de la mañana de aquel lunes 27 de mayo de 2013, sobre ruta nacional 95, a la altura del kilómetro 810; en medio de una densa niebla, una traffic que transportaba docentes a dictar clases en establecimientos educativos de San Bernardo y Villa Minetti, chocó de frente con una camioneta que circulaba en sentido contrario. Murieron 10 personas, las siete maestras que habían partido desde Tostado, el chofer de la combi y las dos personas que iban en la camioneta. Sólo sobrevivió Miguel Carneiro, profesor de educación física.
Luciana Vallejos, Nilda Ruiz, Valeria Valentini, Jésica Odiante, Andrea Zoae, Gladis Saavedra y Daniela Figueroa, los nombres de las maestras que dejaron su vida cuando iban a enseñar, trasladadas en la combi por José María Belen, también víctima fatal del siniestro.
La conmoción fue total. En minutos el escenario de la tragedia se pobló con familiares desesperados que esperaban no encontrar en el lugar a sus seres queridos. El personal policial, de salud, bomberos, iban reconociendo uno a uno los rostros, identificando a las víctimas. En el perímetro aguardaban padres de algunos de ellos, esposos que  arribaban desolados, madres quebradas en dolor.
La imagen se trasladó al nosocomio local. Se vieron muchos brazos contenedores que acompañaban con llanto atravesados por el sufrimiento.
El silencio se presentó en la capilla ardiente en la que se realizó el múltiple sepelio. Cientos de personas se acercaron para sostener a los dolientes. Un cordón de docentes, asistentes escolares, familiares, amigos, alumnos, marcaban el recorrido del coche fúnebre hacia el Cementerio.
Las palabras eran innecesarias, las lágrimas eran el común denominador.  
A pocos días de aquella fatalidad las salas de maestros en las escuelas primarias de Tostado, de Villa Minetti y de San Bernardo eran refugios para los abrazos y dejar correr el dolor. En esas jornadas los chicos escribieron cartas a las docentes que ya no estaban y preguntaron mucho sobre la muerte y la vida. Sus compañeras siempre tuvieron en claro que era imprescindible recordarlas con alegría, esa cuota indispensable para enseñar.  La escuela sigue siendo ese lugar maravilloso para la memoria y cultivar la vida.
Cada familia inició su duelo, un proceso difícil y propio de cada persona. Hay momentos, fechas, que reviven en muchos el dolor, pero están los recuerdos, las anécdotas que los inmortalizan.
Memoria
El triste hecho sirvió para una vez más hablar de las condiciones de trabajo docentes y la realidad de la educación rural.
En el tiempo transcurrido, familiares, amigos, docentes, y el gremio que los nuclea, forjaron proyectos que impriman en la sociedad la necesidad de no olvidar lo que ocurrió.
En emblema a esto, al costado de la ruta nacional 95, un sitio desolado, triste, donde la impotencia le pelea a la resignación, se levantó una especie de capilla, así la llaman, un monolito que señala el lugar del accidente.
También acordaron que una buena idea de recordarlas era con un monumento. A ellas y a todas las docentes en general, a la labor de enseñar. Ese recordatorio se inauguró el 11 de septiembre de 2013, justo el Día del Maestro, en la intersección de Vuelta de Obligado y Ruta 2, el ingreso a Tostado.
Es un sitio para la memoria, de encuentro, y de recreación  que han dado a llamar la Plazoleta “Pájaros al aire” donde este miércoles, a las 18 horas se realizará el acto homenaje  a las docentes y al chofer fallecidos.
Sumándose a la campaña Nacional de Concientización Vial “Estrellas Amarillas” se iban a pintar las mismas en el corredor vial, con el nombre de cada una de las víctimas, actividad que se suspendió por las condiciones climáticas.
La lucha
La desgracia de Tostado habilitó un debate siempre postergado en las agendas oficiales: cómo trabajan los maestros de las zonas rurales de la provincia.
La presentación ante el Ministerio de Educación por parte de familiares, docentes, acompañados por Amsafé, delegación Nueve de Julio,  permitió que cuando las condiciones climáticas no permiten viajar de un lugar a otro, se les justifique la inasistencia a los maestros. Un logro en defensa de la vida.
De todas maneras, queda un tema igual de relevante sobre el que no se ha avanzado y es la falta de transporte público y seguro en la zona.
No son pocas las veces que los maestros asumen un cargo, titularizan en escuelas donde luego no hay forma de llegar. «En algunos lugares la movilidad a mano es deficiente, sin controles en los seguros o habilitaciones, y en otros directamente no hay nada», explicó en su momento Sonia Alesso, titular de Amsafé provincial.
En el norte provincial no abundan las líneas de transporte público a toda hora. Las traffic (como en las que viajaban las maestras fallecidas) son moneda corriente. Pero no todas tienen su documentación en regla. El reclamo pasa por encontrar un apoyo oficial para regularizar estos papeles.

FUENTE CONSULTADA:  La Capital