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AMIA: heridas que no cierran, reclamos que no cesan

Sin presencia de funcionarios, la entidad judía recordó el 21º aniversario del atentado a su sede. Homenajearon al fiscal Alberto Nisman y reclamaron «nada más que verdad y nada menos que justicia»

Como cada año, la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) recordó el atentado terrorista que el 18 de julio de 1994 se cobró la vida de 85 personas con un acto frente a su sede de la calle Pasteur al 600 bajo el lema «Víctimas del terrorismo, víctimas de la impunidad». Sin representantes del Gobierno nacional, la ceremonia contó con la presencia de diplomáticos, dirigentes opositores y de la comunidad judía, además de familiares del fallecido fiscal Alberto Nisman, homenajeado por su hija Iara.
El sonido de la sirena -puntualmente a las 9:53, hora del ataque- y la lectura del listado de víctimas tuvieron la potencia de revivir, más de dos décadas después, el instante mismo en que un coche bomba provocó el desmoronamiento de la sede de la entidad mutual y congeló para siempre 85 vidas. La sola mención de los nombres, apellidos y edades disparaba el llanto de los familiares y generaba una conmoción en los presentes difícil de describir. ¿Cómo habrá sido el momento en que la familia Vela Ramos recibió el llamado que avisaba que Eugenio, de 17 años, y Juan, de 21, habían muerto mientras trabajaban como albañiles en las refacciones que se llevaban a cabo en la mutual? ¿Qué estaría haciendo Sebastián Barreiro a sus 26 años si la bomba no lo hubiese sorprendido a los 5 mientras pasaba caminando frente a la AMIA con su madre? ¿Qué habrá sabido sobre Irán, Hezbollah y los conflictos en Medio Oriente Gustavo Velázquez, de 16 años, cuando el coche bomba estalló frente a su casa de Pasteur 632, arrastrándolo al listado de víctimas fatales? Detrás de cada víctima, se adivinaban heridas abiertas, dolores vigentes y preguntas sin respuesta.
Adrián Escandar
El discurso principal estuvo a cargo de Ariel Cohen Sabban, directivo de AMIA y presidente de la Federación de Comunidades Judías de la República Argentina, quien exigió «nada más que verdad y nada menos que justicia». Tras recordar que más de dos décadas después, ninguna persona cumple condena alguna por el atentado, el dirigente hizo referencia al Memorándum de Entendimiento con Irán: «No nos oponemos a la intención de buscar caminos legales alternativos que se propongan avanzar en la causa», dijo, pero advirtió que desde la mutual critican «el instrumento utilizado y el texto acordado, por su inconsistencia, sus falencias y los riesgos a futuro». «Legal y moralmente, no podemos pactar con los asesinos», advirtió.
Además, Sabban defendió a la dirigencia judía de las acusaciones de traición a la patria -«fuimos las víctimas del terrorismo y somos víctimas de la impunidad; los traidores a la patria tendrán que buscarse en otro lado», afirmó-, y reclamó a los nuevos fiscales a cargo de la UFI AMIA resultados concretos de la investigación de la conexión local, al tiempo que señaló el inicio del juicio por encubrimiento que tendrá lugar en breve. «No queremos una caza de brujas, no queremos culpables porque sí», dijo.
Por último, recordó la muerte del fiscal Alberto Nisman, «un hecho tan traumático para la sociedad nos hizo sentir los ecos de la bomba del 18 de julio», y denunció su farandulización y el modo «vergonzoso» en que se hurgó en su vida privada «para encontrar todas aquellas excusas que permitieran desviar la atención de lo verdaderamente importante: ¿qué pasó y cómo murió el fiscal que investigaba el atentado?».
Debajo del escenario, escuchaban familiares, dirigentes de la comunidad judía y los embajadores de Israel, Dorit Shavit, y Estados Unidos, Noah Mamet. A diferencia de otros años, esta vez sólo una precandidata presidencial se hizo presente: Margarita Stolbizer siguió el discurso alejada del palco y esquivando los medios. En representación de Daniel Scioli fue su jefe de campaña, Jorge Telerman, mientras que el PRO envió una nutrida comitiva de dirigentes de segunda línea -el ministro de Cultura y Turismo, Hernán Lombardi; el jefe de relaciones exteriores del PRO, Diego Guelar; y los legisladores Patricia Bullrich, Laura Alonso y Sergio Bergman, entre otros-. El diputado Adrián Pérez fue el representante del Frente Renovador, mientras que también se encontraba el intendente de San Isidro, Gustavo Posse.
Alberto Nisman estuvo representado por su hija Iara y Sara Garfunkel, su madre. Iara prendió una vela en honor a su padre y se leyó una carta suya en la que pidió «que nos acompañen y nos ayuden a encontrar la verdad sobre lo que pasó con mi papá, sea cual fuere, y sin dar importancia a las cosas que a veces se dicen para ensuciarlo, porque él no se puede defender y le restan valor a su esfuerzo y su trabajo».
El último en tomar la palabra fue Mario Aberbuch, padre de Yanina Muriel Averbuch, estudiante de 20 años que en el momento del atentado trabajaba en la AMIA, quien dijo que «la verdad y la justicia se están moviendo para atrás». Tras ese discurso, el cantante Raúl Lavié interpretó la canción «El sueño imposible».
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FUENTE: Infobae

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