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Mi hijo no come frutas y verduras ¿Qué hago?

Semanas atrás, la lic. en Nutrición Camila Genovese dictó el 1º Taller para padres «Formando hábitos saludables», en el que brindó algunos tips acerca de cómo incorporar frutas y verduras en la alimentación de los chicos.

La realización del encuentro, surgió luego de que la lic. en Nutrición Camila Genovese, observara en su consultorio la preocupación de los padres por los hábitos alimenticios de sus hijos, dentro de los que no se contemplan las frutas y verduras.
Por esto, la nutricionista organizó el 1er. taller para padres de «Formación de Hábitos Saludables» en el que explicó la evolución en la preparación de los alimentos -desde la caza y cultivo, hasta llegar a los procesados y enlatados- y cómo esto desancadenó una alimentación carente de los principales nutrientes.
Entendiendo que son los padres los que definen el menú diario que ingieren los chicos, la licenciada brindó algunos tips de como lidiar con  el rechazo de las frutas y las verduras de los chicos, para rediseñar la estrategia y llevarlos a probar estas variantes que representan uno de los componentes fundamentales para una alimentación sana.
Algunas recomendaciones que presentó:
-Tener frutas y verduras disponibles en casa. Prepararlas de diferentes maneras, y por supuesto comerlas nosotros los adultos. Los chicos tienen que tener la oportunidad de comer frutas y verduras, debemos generarlas comprándolas, preparándolas y ofreciéndolas de manera amorosa. Si lo come o no y cuánto será su responsabilidad y, aunque no nos guste, también su derecho.
-No reemplazar frutas y verduras por golosinas o galletitas. Son alimentos que tienen muchas calorías, pero son vacías de nutrientes.
-No importa la cantidad. Si lo que hay en casa para comer es saludable da lo mismo que coma una banana o tomate con aceitunas, almendras o 1 huevo duro. Los niños saben lo que necesitan, se los dicta su biología particular y propia de cada uno.
-Evitar la imposición. Es importante no generar batallas, las frutas y verduras debieran estar dentro de la alimentación de la familia, disponibles para todas.
-Aceptar la evolución de cada niño. Todas los niños atraviesan etapas de selectividad y neofobia (no animarse a probar alimentos desconocidos o dejar de comer otros que si antes comían).
Para dar por sentado que no les gusta un alimento, los chicos deben probarlo al menos siete veces, elaborados de diversas manera.
-Nunca, nunca se debe obligar a un niño (a nadie) a comer. Por ningún medio, ni con presión, ni castigo, ni soborno. Está en juego su autorregulación, la que traen «de fábrica», para comer lo que necesitan, ni más, ni menos. Las intervenciones adultas pueden dañar esta autorregulación, empezando con el avioncito para que coma una cucharadita más, siguiendo por el chocolate de premio si se come la sopa y terminado con el castigo del tipo «no hay tele si no te terminás la milanesa». Antes de recurrir a estos trucos es importante recordar que está en juego su vínculo con el alimento, que comer sea un placer o un padecimiento.

Cuándo consultar a un nutricionista
Como adultos responsables de nuestra alimentación, es tarea propia reflexionar sobre nuestro modo de comer, qué lugar tiene al alimento en nuestra vida, qué ejemplo damos a los niños que criamos. No podemos pensar la alimentación de ellos separada de la nuestra.
En ese sentido, es recomendable que a la hora de buscar una orientación nutricional sea para todos los integrantes de la familia y no sólo para el niño que presenta las dificultades más evidentes.

Cabe mencionar que la Lic. Camila Genovese, atiende en SIA Salud Integral Avenida. Por turnos comunicarse al 470409.

Próximamente, presentará nuevos talleres con interesantes temáticas que apuntan a mejor la calidad de vida de cada familia, partiendo de la alimentación.

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