Desde el inicio de la pandemia hasta lo que va de enero la Municipalidad desbarató 58 reuniones sociales que están prohibidas. Aplican a los infractores los montos máximos para desalentar la organización de eventos.
Desde el inicio de la pandemia las reuniones sociales están prohibidas. Esto no impide que algunos rebeldes transgredan las normas y organicen fiestas en la ciudad. La Municipalidad, a través de la Secretaría de Control, es quien multa a los infractores. El monto impuesto final es definido por jueces del Tribunal de Faltas, y si no se paga puede terminar todo en un proceso judicial. Si bien se evalúan los antecedentes, por estar en medio de una pandemia, se intenta imponer los montos máximos posibles con el fin de desalentar la organización de fiestas clandestinas.
Los montos de la multas son por unidades, que pueden ir de 100 a 1.000, en el caso de las fiestas clandestinas según la Ordenanza 12.708 de Emergencia Sanitaria. Cada unidad tiene un valor de 45,78 pesos
. Además, a esa infracción se le agregan otras: ruidos molestos, organización no autorizada, entre otras.
Según la información que brindaron desde el Tribunal de Faltas a UNO Santa Fe, en promedio lo que se debe pagar de multa por una fiesta clandestina en una casa particular es 80 mil pesos. Lo mínimo que se ha cobrado, en muy pocas ocasiones, es 30 mil pesos. Asimismo, si la infracción ocurre en un local bailable, restaurante o bar, a ese monto se le suma al comercio la posibilidad de ser clausurado por varios días.
Guillermo Álvarez, director de Actividad Pública y Transporte de la Secretaría de Control de la Municipalidad explicó a UNO Santa Fe: «Los inspectores de nocturnidad y de ruidos molestos controlan los bares para ver si se cumplen los protocolos. Luego salimos a patrullar la ciudad o atendemos denuncias que llegan a la Municipalidad de posibles reuniones sociales que están prohibidas. Nos puede llegar la información de varias formas: que tengamos conocimiento que se va a hacer una fiesta, por una denuncia al 0800 o puede ser que la encontremos durante un patrullaje. Así fue que encontramos, por ejemplo, la primera fiesta clandestina masiva que hubo en plena cuarentena, en julio en un lavadero, que fue además una de las más grandes del país porque había como 400 personas y seguía llegando gente para entrar.
«Lo que hacemos es ir al lugar, nos apersonamos con la policía. Tratamos de identificar siempre al organizador y/o al dueño del lugar, que puede ser una casa. Y le labramos el acta de infracción a ese responsable, como municipio multamos y tenemos que tener los datos del lugar. Si no nos dejan pasar o tenemos algún problema para identificar a las personas hacemos el acta a nombre de quien posee el domicilio. Además tomamos registro de videos y fotos de que en ese lugar se está haciendo alguna actividad que está prohibida en este momento por el Covid-19. A su vez la policía da aviso al fiscal de turno que de acuerdo a lo que esté ocurriendo toma medidas», agregó.
Desde el inicio de la pandemia y hasta el 2 de enero del 2021, la Municipalidad labró actas de infracción a 58 fiestas clandestinas. Se trata de una recaudación de al menos 1.700.000 pesos, si se toma un promedio de 30 mil pesos por multa. De ese total, 14 fiestas fueron desarticuladas durante diciembre. En cuanto a controles en locales gastronómicos el municipio realizó más de 160 actas de infracción y 210 cédulas de notificación desde principios de junio hasta el 31 de diciembre del 2020. Asimismo realizaron cinco clausuras a locales gastronómicos por incumplimiento de normativa en materia de Covid-19 en ese mismo lapso.
Al ser consultado sobre qué constituye o considera fiesta clandestina, Álvarez respondió: «Hoy en Santa Fe por normativa provincial las reuniones sociales están prohibidas. Es una pregunta que me hacen mucho. El gobierno provincial solo sacó una normativa para las fiestas en donde se determinó que en un domicilio podían estar hasta 15 personas. Pasadas las fiestas queda sin efecto ese decreto y se pasó a la normativa anterior que establece que no están autorizadas las reuniones sociales».
«Nos manejamos con el Artículo 16 bis de la ordenanza 12.708 de emergencia sanitaria para hacer las actas de infracción de fiestas clandestinas. Además elevamos los montos de las multas con otros incumplimientos que están plasmados en el Régimen de Faltas como por ejemplo cuando no están autorizados para organizar fiestas o por ruidos molestos. Es la estrategia que utilizamos para desalentar las reuniones sociales», sostuvo el funcionario municipal.
En el caso que las fiestas clandestinas se lleven adelante en plazas, playas u otros espacios públicos la Municipalidad se comunica con la policía de la Unidad Regional I para que desbarate la reunión. Además señalaron desde la Secretaría de Control que hubo casos de fiestas en embarcaciones, pero que al ser sobre el río Paraná la jurisdicción es de Prefectura por lo que no tienen injerencia. «Apelamos a la conducta y a la buena convivencia de los jóvenes, estamos atravesando un momento de pandemia muy complicado», agregó Álvarez.
«En general no hemos tenido problemas. Incluimos dos fiestas que ocurrieron en territorios militares o de Gendarmería, en el ex-Gada, a fin de año se estaba generando una fiesta electrónica. Un espacio donde ni siquiera se nos permitió ingresar con la policía, tuvimos que entrar los municipales solos. Se retiró a la gente y se les hizo una infracción. Demuestra que al municipio no le tiembla el pulso para sancionar a quien sea», concluyó el director.
Por último, quien fija las unidades de cada multa es el Concejo Municipal que se encuentra en receso. Por lo tanto, hasta que retomen las actividades no habrá aumentos de los valores.
UNO SANTA FE