Este 15 se cumplió un mes del asesinato de la adolescente. Familiares continúan con las marchas de justicia pidiendo el rápido esclarecimiento del hecho. El primo de la víctima continúa con prisión preventiva.

El 15 de noviembre desaparecía Daiana Rocío Altamiranda, una estudiante de 17 años de edad que soñaba con ser policía y ayudar a su familia.
La siguiente semana fue de intensa búsqueda, de hipótesis y conjeturas que no llevaron a nada, hasta que un mensaje reveló el peor final: Daiana había sido asesinada.
La autopsia determinó que la joven sufrió una muerte violenta el mismo día que desapareció. Fue ese domingo 15 por la noche o tal vez la madrugada del lunes 16, quién sabe si alguna vez logre determinarse.
El dolor atravesó a la familia y conmocionó a la localidad de Villa Minetti por la brutalidad del hecho.
Daiana murió por decisión de alguien que la golpeó y la arrastró a ese oculto monte a casi 5 kilómetros de la localidad donde cruelmente el asesino descartó el cuerpo.
En principio se acusó al novio de la menor; sobre él pesaba la presunción de que fue el último que la vio con vida, en la represa norte del distrito.
Pero, luego la investigación tuvo un brusco giro: varios elementos ubicaron en la figura de probable autor del homicidio a un primo hermano de la adolescente. Una camioneta con sangre, el conocimiento del lugar, las grabaciones de la cámara de videovigilancia, y hasta el sms que dio la ubicación en el que fue dejado el cuerpo son algunos de los puntos que determinaron una prisión preventiva que se mantiene hasta ahora.
En el proceso investigativo -en manos de la fiscal Sonia Bustos y de la Policía de Investigaciones local- se aguardan pericias científicas como el cotejo del ADN de la víctima, con las manchas de sangre encontradas en el vehículo.
Por su lado, la familia intenta llevar su duelo, y realizan marchas pidiendo justicia. En ellas exigen por el esclarecimiento del caso, y por “el verdadero culpable”. “No sé quien fue; no se si fue el primo; solo quiero saber quien le hizo esto a mi hija. Yo ya se que la perdí y nada me la va a devolver”, confiesa José Altamiranda, padre de Daiana.
En Las Gamas, paraje que vio crecer a la menor y de donde ella despegó en busca de forjarse un futuro, este martes por la tarde se realizó una misa en memoria de Daiana.
Que en paz descanse.