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IMPRESIONANTE HISTORIA DE VIDA


IMPRESIONANTE HISTORIA DE VIDA

Testimonio: “Después de lo que me pasó, trato de ser feliz y se puede”

Melisa Álvarez es la única sobreviviente de un accidente ocurrido hace cinco años en La Francia, Córdoba, en el cual murió toda su familia, procedente de Recreo. Anoche celebró sus 15 años. Hoy crece junto a sus tíos, un matrimonio de Tostado que se traslado con toda su familia para cuidar y “hacerse cargo” de su sobrina.

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“Esta vela es para mi mamá, mi papá y para mis hermanitos. A pesar de que no estén aquí, están en mi corazón, ocupando un lugar que marcó mi historia de vida. Quiero decirles que no me olvido de los momentos que pasábamos juntos, ya que los llevo conmigo siempre. Les agradezco por haberme dejado en este mundo, pero no sola, sino con una familia. Gracias por guiarme y protegerme desde allá arriba, sé que me están escuchando y desde aquí les digo que los extraño mucho”. Melisa.

El domingo 13 de enero de 2008 se produjo un choque entre dos autos en la ruta nacional Nº 19, a la altura de la localidad cordobesa de La Francia. Fallecieron 14 personas, entre ellas siete chicos. El accidente involucró a dos familias: una provenía de Recreo (Santa Fe) y la otra de Federal (Entre Ríos). Sólo hubo una sobreviviente: Melisa Noelia Álvarez, de nueve años, procedente de Recreo.
Cinco años pasaron desde ese siniestro día. Anoche, Melisa celebró sus 15 años. El párrafo que encabeza la nota refiere a uno de los momentos más emocionantes de la velada, cuando la quinceañera encendió y regaló 15 velas, con dedicatorias personales a sus seres queridos. Ese fue el mensaje que acompañó la primera llama.

 “Para mí honrar la vida es vivirla lo mejor posible, tratando de seguir adelante y comprometiéndose con ella. Estudiar, sonreír, divertirse y amar. En mi caso, me aferré mucho a Dios, pidiendo fuerzas. Trato día a día ser feliz… Y se puede”, aseguró Melisa, horas antes de la celebración, en diálogo con Diario UNO.

La adolescente llegó al matutino acompañada de Raúl (hermano de su padre) y de Marcela, su esposa. Hoy son “papá y mamá” para Melisa. Ellos vivían junto a sus cuatro hijos en Tostado, departamento 9 de Julio, y luego del accidente se mudaron a Recreo. Primero pensaron quedarse unos meses, el tiempo necesario para realizar el trámite por la tutela. El lapso administrativo fue más extenso que lo previsto y decidieron quedarse.

 “Dios me dejó en un lugar que no imaginaba, con una familia que me ama y me contiene siempre. Mi tía y mi tío son un hermoso regalo y les agradezco por aceptarme como soy, por amarme, cuidarme, educarme. Me dan fortaleza porque en ningún momento me abandonan. Gracias a ellos soy la persona más feliz del mundo que ha llegado hasta aquí y que quiere seguir llegando”, dijo Melisa. Fueron casi las mismas palabras que les dedicó anoche.

El mensaje
“Me acuerdo siempre de la cara de mi papá, antes del accidente, porque era muy parecido a mi tío. Mi mamá lo mismo, era parecida a mi tía, a su hermana. Del choque no vi nada porque yo iba durmiendo. Mi papá siempre nos armaba como una camita en la parte de atrás del auto, donde estaban los tubos de gas, y yo me había dormido. Lo último que recuerdo es de un rato antes, que íbamos comiendo chocolate y caramelos”, cuenta la única sobreviviente del accidente más grave ocurrido en esa zona de Córdoba.

Su tía Marcela, hoy su mamá, aclara que “en el accidente Melisa sufrió fisura de cráneo, fractura de órbita, luxación de cadera y politraumatismos, por lo cual la trasladaron primero a un hospital de Córdoba y después la trasladaron al Hospital de Niños de Santa Fe. Estuvo dos días inconsciente”.

Por su parte, la joven santafesina relata también algunos recuerdos: “Me desperté en el hospital, en Santa Fe, en una camilla, con los yesos y vendas, y no entendía nada. No sabía dónde estaba. Por suerte me pude recuperar bien y no me quedaron secuelas”.

En cuanto a lo que ocurrió después, Marcela resumió: “Yo tengo una hija que se llama igual que ella. Yo sentía mucha preocupación y pensaba: «¿Y si le hubiera pasado a mi Meli? A mí me gustaría que alguien se preocupara y ocupara de ella». Y decidimos hacernos cargo. Hoy tengo dos Melisas en casa. Hoy ella es nuestra hija también”.

La adolescente recreína piensa también en el futuro, atenta siempre a la cantidad de accidentes que ocurren en las rutas argentinas, y tiene definido ya su futura profesión: “Cuando termine el secundario quiero seguir la carrera de Servicio Social, para ayudar a los chicos que pasan por lo mismo que pasé yo. Me siento identificada con ellos”.

Y agregó: “Después del accidente, a mí me ayudaron mucho en el Hospital de Niños. La psicopedagoga Adriana Cassani, el psicólogo Luciano Aletti y la asistente social Patricia Mónaco, me acompañaron durante dos años”.

Para Melisa todos son buenos recuerdos cuando habla de los que ya no están. Anécdotas de travesuras entre hermanos y mimos de papá y mamá. Cuando regresa al presente, todo es sonrisa en ella y agradecimiento. Un mensaje de alegría para quienes a veces se detienen en los pequeños malos momentos. Tal como recita la letra del tango: “Eso de durar y transcurrir, no nos da derecho a presumir, porque no es lo mismo que vivir, honrar la vida”.

FUENTE: Uno Santa Fe

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