Son cinco menores, todos alumnos de la institución, cuestión que causó gran dolor en la comunidad educativa. La madre de uno de ellos dio aviso a la policía. Reconocieron también los daños provocados en la Escuela Primaria Nº 417.

Los hechos ocurrieron el 31 de octubre, 4, 6 y 10 de noviembre, fechas en las que impunemente entraban a la Escuela Técnica Nº 282 –ubicada en pleno centro de la ciudad-, destrozaban cerraduras, armarios, revolvían oficinas, para luego dejar plasmadas palabras agraviantes en paredes, pisos y puertas, pintadas con aerosol o esmaltes sintéticos, además de lo que parecía ser la “firma” que los identificaba: las iniciales IC.
El anonimato parecía alimentar sus repudiables acciones y fueron subiendo la apuesta. Así, el vandalismo pasó a sumar otro ingrediente: el robo. En uno de los últimos hechos que sufrió la institución, les sustrajeron varios elementos: una  netbook, parlantes de PC, un teléfono celular, una calculadora científica y hasta minas para lápices.
Los frecuentes episodios sólo profundizaron el dolor en los directivos, docentes, asistentes escolares e incluso alumnos que debían hacer frente a cada una de las situaciones, teniendo que limpiar, pintar y reponer lo destruido.
Nadie entendía quiénes y por qué tendrían tanto resentimiento contra la entidad como para provocar los reiterados ataques, como tampoco  cuando sumaron a su lista de víctimas a la Escuela Primaria Nº 417, situada solo a media cuadra de la Jefatura Policial.
El común denominador de los hechos era la falta de respeto a las instituciones educativas, y como si fuese una burla, las iniciales.

Descubiertos
Mientras la Policía de Investigación, bajo la tutela de la fiscalía, intentaban dar con los autores de los hechos, la valiente decisión de una madre puso rostros a los causantes de tantos daños.
Se trata de la progenitora de uno de los ahora acusados que tras conocer que su hijo estaba involucrado, dio aviso a la policía.
Nombrados los restantes, fueron citados el domingo por la mañana para explicar su accionar. Uno a uno, frente a sus padres contaron como ingresaban a los establecimientos escolares, y los destrozos que ocasionaban. Revelaron el significado de las iniciales: “Inteligencia Criminal”.
Conocidas las identidades, las autoridades educativas quedaron perplejas: son 5 alumnos de la institución –dos de 16 y los otros de 15 años-, la mayoría de ellos con buenas calificaciones. Los actores menos esperados.

Consecuencias
En el ámbito judicial, el juez de menores, José Luis García Troiano dispuso la detención por 24 horas de los dos más grande, en tanto que todos fueron imputados por robo y daños calificados.
Lo sustraído fue recuperado de una de las viviendas de los involucrados.
Resta conocer ahora cuales serán las medidas que tomarán desde la escuela ante el accionar de los alumnos.