Es considerada la nueva epidemia del siglo XXI. Sólo en la Argentina hay más de 300 mil casos y la cifra se duplicará en 20 años. Diez señales para detectar el mal
El Alzheimer es una enfermedad que no para de crecer en todo el planeta y va en camino de convertirse en una epidemia global, que hasta la actualidad no tiene cura. En Argentina, si bien no existen estadísticas oficiales, se estima que afecta a entre 300 mil y 500 mil personas, siendo su prevalencia mayor en individuos de más de 65 años de edad.
Los organismos internacionales de salud han mostrado su preocupación ante el avance de la enfermedad. En el mundo, 46,8 millones de personas padecen demencia y entre ellas entre el 60% y el 70% sufren de Alzheimer. Se estima que para el 2050 el número ascienda a 131,5 millones y que la cantidad de enfermos se duplicará cada 20 años.
«Esto se vincula a que el principal factor de riesgo para las demencias en general, y para la enfermedad de Alzheimer en particular, es la edad. De este modo, los trastornos cognitivos y las demencias incrementan su prevalencia como resultado del envejecimiento progresivo de la población», explicó Ignacio Demey (MN 103807), médico especialista en neurología y jefe de neurología cognitiva de Ineba.
La frecuencia es tal, que actualmente cada 3 segundos una persona en el mundo desarrolla demencia
Además, según las estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en las próximas décadas la región que más envejecerá será América del Sur. El número de personas con demencia a escala mundial en 2001 se estimaba en aproximadamente 24 millones de casos, proyectándose que en 2020 se llegará a 42 millones y en 2040 a aproximadamente 81.
En el continente americano hay 9,5 millones de personas con demencia y se espera que para el 2050 el número escale a 29,9 millones.
«Este crecimiento no será simétrico, ya que entre 2001 y 2040 el incremento del número de casos en países desarrollados será del 100 por ciento, mientras que en países subdesarrollados será del 300 por ciento. Es por ello que suele referirse a los trastornos cognitivos y a las demencias como «la nueva epidemia», con importantes consecuencias a nivel sanitario y económico,» explicó Demey.
Diez señales de alerta sobre la pérdida de la memoria
La Asociación para el Alzheimer definió las siguientes señales de alerta para identificar los primeros síntomas de la enfermedad:
1 – Cambios de memoria que dificultan la vida cotidiana, como olvidar información recién aprendida, o fechas o eventos importantes. Pedir lo mismo repetidamente y depender de sistemas de ayuda para la memoria como notitas o dispositivos electrónicos, o en la ayuda de familiares para hacer cosas que antes hacía por sí mismo.
2 – Dificultad para planificar o resolver problemas: algunas personas experimentan cambios en su habilidad para desarrollar y seguir un plan o trabajar con números.
3 – Dificultad para desempeñar tareas habituales en la casa, en el trabajo o en su tiempo libre. A veces, pueden tener dificultad para llegar a un lugar conocido, administrar un presupuesto en el trabajo o recordar las reglas de un juego muy conocido.
4 – Desorientación en tiempo o lugar: olvidar fechas, estaciones y el paso del tiempo. Pueden tener dificultad en comprender algo si no está en proceso en ese instante. Es posible que hasta se les olvide dónde están y cómo llegaron allí.
Las personas de 65 años son las más propensas a desarrollar el mal
5 – Tener dificultad para leer, juzgar distancias y determinar color o contraste, lo cual puede causar problemas para conducir un vehículo.
6 – Tener problemas para seguir o participar de una conversación. Pueden interrumpir una conversación sin idea de cómo seguir o que repitan mucho lo que dicen. Suelen luchar por encontrar las palabras correctas o que llamen a las cosas por un nombre incorrecto (como llamar a un ‘lápiz’ un ‘palito para escribir’).
7 – Frecuentemente colocan cosas fuera de lugar. Se les pueden perder cosas sin poder volver sobre sus pasos para encontrarlas. A veces suelen acusar a los demás de robarles, acusaciones que se van acentuando con el tiempo.
8 – Disminución o falta del buen juicio: experimentar cambios en el juicio o en la toma de decisiones. Por ejemplo, es posible que regalen grandes cantidades de dinero a las personas que venden productos y servicios por teléfono. Puede ser también que presten menos atención al aseo personal.
9 – Empezar a perder la iniciativa para ejercer pasatiempos, actividades sociales, proyectos en el trabajo o deportes. También pueden evitar formar parte en actividades sociales a causa de los cambios que han experimentado.
10 – El humor y la personalidad suelen cambiar. Pueden llegar a estar confundidas, sospechosas, deprimidas, temerosas o ansiosas. Se pueden enojar fácilmente en casa, en el trabajo, con amigos o en lugares donde están fuera de su ambiente.
La prevención
Como el mal no tiene cura, la prevención tiene un papel aún más significativo. Tareas como ejercitar la memoria con tareas cotidianas y la alimentación pueden ser cruciales. En ese sentido, existen alimentos que ayudan a potenciar la memoria
Frutos secos: Su alto contenido en vitaminas del grupo B, Omega 3, Omega 6, fósforo, cobre, calcio, zinc, magnesio y hierro los hace indispensables para mantener una mente activa.
Salmón. Aseguran proteína y ácido omega 3 de cadena larga, el más beneficioso para el cerebro Si, por la razón que sea, consumes poco pescado, opta por carnes magras o lácteos enriquecidos con omega 3 de pescado.
Cereales integrales: Al ser completos, no han perdido vitaminas como la B6 o el ácido fólico, además de riboflavina, niacina y minerales como el hierro, zinc, cobre, magnesio, selenio y fósforo.
Frutos del bosque: Los arándanos, frambuesas, moras o fresas tienen una gran cantidad de antioxidantes, que bloquean la formación de radicales libres que provocan daño celular.
Curry: Se ha descubierto que esta especia con propiedades antiinflamatorias y antioxidantes es eficaz para tratar la pérdida de memoria.
Chocolate y vino tinto: Estos dos alimentos son ricos en flavanol, por lo que estimulan y refuerzan la función cerebral.
Pescado: Una muy buena fuente de Omega 3 y Omega 6. Si el pescado es azul, mejor.
Plantas crucíferas: El brócoli y el coliflor no son las verduras más populares, pero sus sustancias antioxidantes y antiinflmatorias ayudan a mantener a raya determinadas dolencias.
Cebolla y manzana: La quercitina es el flavonoide más habitual en la dieta y se destaca por su elevada actividad antioxidante.
Aceite de oliva extra virgen: Su alto contenido de grasas saludables monoinsaturadas protege al cerebro. Si es ecológico, mejor.
FUENTE: Infobae